Buenas buenas, malas compañías...
Ayer fue un día rarésemo en mi nueva vida.
Todo arrancó en el desayuno, el café estaba más fuerte que de costumbre, como si hubiera hecho pesas en el gimnasio de las infusiones, y se estuviera preparando para la competencia de fisicoculturismo a realizarse en la ciudad de La Virginia.
Por más azúcar que le pusiera (contenta Celia Cruz), el susodicho no se endulzaba. Intenté piropearlo, pero ese endulzamiento tampoco rindió frutos (ni verduros), por lo cual lo tuve que tomar amargo, fuerte, y frío ya que estuve media hora tratando de remediar lo irremediable.
Salgo de mi casa al campo (diría la canción), y me topo con una sorpresa en la vereda... calro, si digo que me topo qué más voy a encontrar?
Un topo!
Gris, peludito y con cara de bueno, hasta creo que llevaba lentes con aumento redonditos, parecidos a los de yepetto (no Nico, sino el padre de Pinocho).
Lo raro no fue encontrar un topo, ya que alimañans es lo que sobran en esta ciudad, sino que el topo hablaba.
- "Disculpe que le haya agujereado la vereda, señor!"
- "A la puta... un topo con parlante!"
- "Mi nombre es Pedro, y soy un topo que habla"
- "No me digas..."
- "Aprendí a hablar desde que pude leer un libro de primer grado y sólo copio frases"
- "Tenés pinta de marica, sabías?"
- "Mi mamá me mima..."
- "Escuchame topo de mierda, te creés que porque sos una rareza digna de un programa de Marley te voy a tener piedad después de dejarme la vereda como el patio trasero de la casa de Saddam Husein después de que un comando de 500 yanquis entrara bombardeando?"
- "No entiendo lo que dice..."
- "Porque sos un topo poronga que se cree que hablar le va a dar impunidad. Mira, si fueras un topo de morondanga, común y corriente, hasta te metería en una jaula por ternura, pero como sabés hablar ya parecés humano así que te puedo cagar a patadas sin remordimientos"
Debe ser que esa última parte, el topo sí la entendió porque se metió en uno de sus agujeros y huyó al grito de "mamá, mamá, me quieren fajar!"
Como si mi mañana no fuera ya bastante rara, estoy llegando al trabajo y me paran de golpe...
- "No va a decir buen día?"
- "Otra vez vos? Topo de Mierda!!!"
- "Es la vecina de la esquina" Acotó uno de mis empleados, y alcanzó a correrla para que mi patada (digna de Daniel San) no impactara en su esternón.
Las cosas que pasaron dentro del trabajo se las cuento después porque algunas las borré directamente de mi memoria para proteger mi integridad emocional...
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