OTROS HIJOS TONTOS

sábado, 14 de junio de 2008

cajitero...

Somos pocos y ni nos conocemos...

El otro día, como había mucha gente en el lcoal en el que trabajo, me fui a ayudar a la caja, porque faltaba un cajero.

Allí estaba yo, con mi lector de códigos de barras (que no son primos de los quesos en barra), mi recipiente de billetes, mi monitor y mi computadora.

Tras 15 minutos de intentar jugar al fulbito y no poder por las quejas de la gente que hacía cola para pagar, decidí facturar.
De más está decir que tampoco me dejaron comer muchas facturas, así que tuve que trabajar, nomás.

La tercera señora, una de esas que tranquilamnte podría haber participado para el casting de 101 dálmatas (de esas que se pintan los dientes con el lapiz labial), fue la primera en generar conflicto.

- "Oiga, joven, este producto está más barato en la góndola que lo que dice el ticket"
- "Disculpe señora, si fuera al revés, usted se quejaría?"
- "Y... no"
- "Entonces no rompa las pelotas"
- "Usted me tiene que tratar bien, soy el cliente"
- "Si, el cliente rompebolas"
- "No sea descortés"
- "Mire, deje la mercadería y salga, así la puedo putear tranquila"

Ni bien salió, cumplí mi promesa.

Cobrar es como cambiar figuritas con los amigos, un juego; o como contar etiquetas de cigarrillos en la época en que el BOX era sólo lujo de los adinerados.
Sólo que la gente no quiere que le demos de vuelto figuritas ni etiquetas por su dinero.

- "Señora, le puedo dar un caramelo por los 10 centavos?"
- "No, mijo, tengo diabetes"
- "Guardelo para sus nietos"
- "No tengo... ni hijos tengo"
- "Y su marido? A él le debe gustar"
- "Nunca me casé"
- "Y para los chicos que pasan pidiendo o los que juegan en la calle?"
- "No los aguanto, los saco corriendo, mire si les voy a dar caramelos"
- "Quizás pra cuando se junta a tomar el té con sus amigas"
- "Nunca tuve amigas, siempre son interesadas"
- "Diabetes, dice?"
- "Si, por?"
- "Porque siendo una amargada de mierda debería chuparse un dedo, a ver si se le pasa"

No entiendo porqué se fue.
Le dí los 10 centavos y que se los meta en el orto.

Hay... que nostalgia.
La palabr orto me hizo acaordar al contranatura de mi abuela.
Desde que me mudé que no sé nada de ella, y estoy feliz por ello.

Creo que tengo que ir a mi analista, porque creo que tratar mal a las viejas que vienen a comprar puede ser una repulsión inconciente causada por mi nona.

ya vengo, voy a sacar turno...

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