OTROS HIJOS TONTOS

viernes, 19 de octubre de 2007

Contar las letras...

Ayer le contaba a una amiga que ultimamente me está gustando mucho la vida hogareña, y es por eso que vivo en la estufa a leña desde Julio.

Quizás debería guardar más en secreto mi vida personal, y divulgar más mi vida animal o vegetal, ya que son perfiles no del todo explotados.
No le comenten a un musulmán porque se lo puede tomar a pecho.

Ahora... el pecho no se toma, o sí?
sea, se puede tomar un pecho con una mano, pero no se puede tomar "algo" a pecho con la mano... bah, no sé, ya me perdí.

El tema a tratar es que a veces hablo demasiado sobre mí y muy poco sobre ím (mí al revés para los giles de espíritu).

Justamente estaba el otro día hablando de eso con un ficus que tengo en el fondo de la estufa, y le contaba.

- "Che, ficus, sabés que hablo mucho de mí"
- "Sí, ya sé, si me pudiera mover me iría a la mierda"
- "Y por qué no lo haces?"
- "Porque soy un ficus, pelotudo."
- "Y no podés caminar o algo?"
- "Como mucho me podría arrastrar con mis raíces, pero algún hijo de puta me enterró"
- "Vaya! qué vida tan triste. Fijate que en mi caso..."
- "Ves? Otra vez hablando de vos, pedazo de puto pedante"
- "Che, hasta pedo putante te acepto, pero puto pedante ya es demasiado"
- "Demasiado esssta"

Me respondió con ters "s" y too, las pude contar.

Otro amigo me había dicho que el LSD te hace oler los colores, bueno, a mi hablar con el ficus me pega por contar las letras.

Debe ser parecio, no?

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