OTROS HIJOS TONTOS

sábado, 20 de marzo de 2010

Permiso, nubes...

El camino se hace al andar, entonces andemos. El problema es ser siamés con alguien que quiere andar para otro lado.
Menos mal que mas bien, porque sino divididos se multiplicaría y sería todo un bardo matemático.
El problema de ponerle el aleatorio a la cabeza es que nadie tiene un playlist tan sobrio como para ser coherente si no se limita.
Sino miren a Maru Botana que está re loca, o es medio pelotuda.
Quisiera ser un pez por un día, para saber qué se siente aguantar sin respirar un montón de tiempo abajo del agua.
Una vez tuve una pecera, pero ya no la tengo.
Pero los peces son mascotas aburridas porque no hacen ruido, ni mugre, ni quilombo y hay que cuidarlos mucho.
Por eso tengo como mascota a mi abuela, que es todo lo contrario.
Pero la abuela cada tanto se manda unas tortas fritas que están de rechupete, pero lo mismo la tratamos mal para que no crea que con unos pancitos nos compra la voluntad.
El otro día fui a la casa de un amigo a que me prestara atención, pero me dijo que se la había prestado toda a su novia la noche anterior y aún no se la devolvía, pero que si quería me daba bolilla.
Como con bolillas no me alcanzaba, decidí buscar otro amigo.
Llegué a la casa de otro y le pedí que realmente necesitaba que me llevara el apunte, pero me dijo que lo necesitaba para estudiar, y que si ya había ido hasta su casa, para qué iba a sumar el esfuerzo de llevarlo a algún lado, que me lo lleve yo directamente.
Terminé contando lo que quería contar a mi almohada que se llama Beatriz.
El momento no fue el más grato, pero porque estaba greta que grita y grita antes de entrar en la gruta, gruñe y grazna groserías para agraciarse vaya a saber con qué gracia.
El tema es que tiene unas tetas hermosas.
Salimos del bar en el que estábamos (con greta) y en el camino al estacionamiento (que es cuando uno dice una falsedad al aparcar un auto), le pregunté si le cabía garchar en la vía pública, y me dijo que perdió la gracia desde que no pasan trenes por la via porque le quita vibración al momento.
Me pareció algo totalmente coherente con el pensamiento popular griego de mediados del primer siglo de la era post cristiana, pero las ganas de culiar eran más fuertes, así que me fui de putas.
Entré al cabaret, y me senté en la mesita de la esquina de la derecha antes de llamar a una mina.
Era redonda y chiquitita.
La mina.
Porque la mesa era de caño, con vidrio y cuadrada.
Es mejor eso que una mina de caño y cuadrada, no? Además, no tenía mucha plata para gastar en la postura.
Le pregunté cuánto me cobraba por acostarse conmigo, y me respondió que nada.
“Ahora… si aparte de acostarnos, vamos a coger, me tenés que pagar 35 mangos por media hora”
“No te parece mucho?”
“35 mangos es muy barato!!!”
“Me refiero a la media hora, con la abstinencia que traigo, entre 5 y 7 minutos me son suficientes”
“Bueno, traé ese mazo de cartas que en 23 minutos jugamos una escoba de 15”
Debo admitir que por 35 pesos no estuvo nada mal. Un polvo y un triunfo en los naipes, es una velada casi perfecta.
Cuando salí no podía mantenerme en pie, así que decidí usar los dos y mantenerme en pies. Porque esto del equilibrio nunca fue mi virtud más sobresaliente.

DICCIONARIO MAPUCHE: Sobresaliente: Dícese de la acción y efecto de poner un sobre en un buzón y que no quepa del todo.

Decidí que la velada había terminado, porque el rollo de la cámara estaba en blanco, y blanco me quedaba muy lejos, así que decidí no buscarlo porque hubiera perdido mucho tiempo, y si lo pierdo después cuando lo necesite es un bardo encontrarlo, porque esas cosas no figuran en el directorio telefónico, que está formado por los directores elegidos en asamblea de socios, como las de los clubes pero con otra onda.

Caminando despacito, esquivando charcos y haciendo cuarenta dibujos ahí en el piso, llegué a la casa del rock naciente y me acosté en mi lecho de rosas para dormir y navegar en sueños líquidos hasta la siguiente mañana en el abasto.

Aguante el rock!!!

miércoles, 10 de marzo de 2010

triste...

Hay algo más triste que:

  • Entrar al blog.
  • Ver que hay comentarios nuevos en la última entrada.
  • Entrar a los comentarios.
  • ver que son todos spam de alguna maldita máquina que tiene como objetivo tirar por tierra mi felicidad?
No, verdad?

Me cansé del spam, así que saco la habilitación de comentarios anónimos.

martes, 2 de marzo de 2010

Cada tanto vuelvo...

Uno de estos días que pasó hace poco, miraba por la ventana de mi pieza cuando me sorprendí ya que no tengo ventana.
Permanecí perplejo un rato hasta que me di cuenta que no sólo había descubierta una ventana, sino que ni siquiera era mi pieza.
Allí recordé que me había acostado en la pieza de mi hermano porque en la mía no hay ventilador de techo, entonces se complica para que el techo se refresque.
Era una vista muy bonita.
Se veía el patio de mi casa, con los colores brillantes después de la lluvia, y la vecina de la casa de atrás cambiándose.
Muy buen culo.
A la izquierda un hornerito buscaba comida entre los trapos viejos que hay tirados en el fondo.
El tema es que no eran trapos viejos, sino mi abuela que se había resbalado en los charcos que la lluvia dejó en la galería.
De más está decir que los gusanos que encontró el hornerito eran las lanas de la abuela.
Gritaba mucho, pero se ahorró la depilación.
El tema es que para que el hornerito se confunda se tiene que dar una de dos opciones:

1- O la abuela tiene las lanas gruesas como lombrices
2- O tiene olor a tierra mojada o barro podrido en la argolla

En ninguno de ambos casos me gustaría ser el que le ande besando las partes.

Ah, no sabían?

Mi abuela todavía es sexualmente activa.
Al tener ano contranatura se le hace más fácil la degenración.
Aunque cuando su noviecito (un veterano del geriátrico de la otra esquina) le dice que le quiere hacer la cola, ella le dice que ya la tiene hecha… y de polietileno!!!

Lo malo de los días de lluvia seguidos por los de sol es que para los que tenemos algún pedacito de césped, el crecimiento se produce muy rápido.
Eso hace que cortarlo sea un embole porque a los dos días ya está crecido de nuevo, y con más fuerza que antes.
No hay nada gracioso en lo que acabo de decir pero me cabió el reclamo protestatario.

De repente me sorprendí mirando por la ventana, arrodillado en la cama, espiando a la vecina y me recordé a cuando tenía 18 años, edad en la que hacía lo mismo, sólo que en aquella época la vecina tenía 3 años, y tuve problemas con los padres de ella, los míos, la policía y una fundación de la cual no me acuerdo el nombre, pero que me trataba re mal.

Después de cansarme de mirar, me decidí a ordenar el placard y encontré cosas muy llamativas, pero no les cuento para obligarlos a que comenten y me pregunten…