Quizás de todos mis amigos, Miguel Autástegui era el más criticado de todos, y eso va más allá de haber matado a su madre despellejándola con un pela-papas oxidado.
Es un tipo que siempre decía la palabra justa.
- "Qué hacés Miguel?"
- "Justa"
- "Cómo andas?"
- "Justa"
- "Y la familia?"
- "Justa"
Siempre que alguien se le presentaba con un problema, siempre tenía una frase de aliento.
- "Che, Miguel, sabés que mi sñora está internada..."
- "Aaaaaaaaaaaa estos putos le tenemos que ganaaaaaaaaaaaaaaar... a estos putos les tenemos que ganar... aaaaaaaaaaaaaaaaaaaa estos putos les tenemos que ganaaaar..."
Es por eso que a todos nos dolió mucho el día que se suicidó.
En realidad nos dolió mucho porque entramos a su casa y ya estaba en descomposición, y nos hizo doler el estómago.
Un tipazo, nunca un "sí" ni un "no" con nadie, siempre un "ni en pedo", un poeta.
Un tipo que cuando caminaba por el barrio la gente lo saludaba arrojándole tomates y lechugas podridas, como a un verdadero César... aunque se llamaba Miguel.
Un tipo que logró igualar su nombre a grandes frases como:
"Hijo de gran putas"
"Ladrón de gallinas"
"Andá a laburar"
Es, entonces en este, su aniversario de fallecimiento, que quiero recodarlo como un gil de goma que se uicidó justo el día en que iba a cobrarle los $12 que me debía de la noche que salimos a comer unas pizzas...
Qué Miguel foroo...
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