OTROS HIJOS TONTOS

jueves, 3 de mayo de 2007

Hay que atender lo importante...

Cualquiera, y a veces por desgracia, interactúa constantemente con gente, salvo que sea un ermitaño, que son esos que viven sucios y no hablan con nadie… parecidos a una suegra, pero con solución posible.

Debe haber partes lindas en las interacciones humanas, pero al editor de este blog le importan poco y nada, básicamente porque es un jodido. Es más, me dijeron que a veces sale a comer pollitos por las calles, después les cuento.

Quizás la parte más incómoda de una charla sea la silla, y después viene el aliento de la otra persona. De hecho si juzgáramos por el aliento, muchas veces se pondría en duda el vocablo “persona” para alguien que emana de su boca los homenajes más sublimes que se puedan hacer al olor a mierda.

Sin exagerar… hace como dos millones de años que vengo diciendo lo mismo, no se debería considerar una falta de respeto decirle a alguien “tenés mal aliento”, porque es un factor realmente molesto a la hora de hablar.

Uy, dije factor y me dieron ganas de comer facturas, pero como no conseguí me clavé un remito y 2 cheques, ñam ñam.

Justamente el otro día estaba hablando con un tipo que conozco. Es de esas gentes que uno conoce porque por medio de un primo conoció a un tipo y se terminó haciendo amigo y compartiendo salidas y en esas salidas iba el grupo de amigos del tipo y uno tenía una hermana que estaba buena y salió un par de veces y conoció a los compañeros de colegio y entre ellos había uno que por ser hincha de Boca lo invitó a jugar a la pelota…

Bueno, este vendría a ser uno que se ubica de jugar a la pelota…

Me lo encuentro, y a la tercer palabra, se le empezó a sentir el aliento. Generalmente se dice que el que tiene mal aliento es porque se comió un muerto. Yo le preguntaría a un par de amigas que se van comiendo varias cosas, a ver si es verdad.

En el caso particular de Pilincho (así le decíamos en los partidos porque se le paraba un pilincho a la altura de la frente…si, somos re locos para los apodos) no se había comido un muerto. Cómo explicarlo… Alguien se había comido un muerto, y tras la digestión lo había cagado.

Pilincho había comido gustoso esa mierda y un poco le había quedado en los dientes.

Esas cosas te hacen reflexionar… “pilincho… qué apodo pelotudo”, reflexioné, y concentrado en apuntar mi nariz hacia otro lado mientras el loco hablaba, ni me acuerdo que me dijo, pero yo le decía a todo que “sí”.

Me llamó la atención que al despedirse me dijera, “La verdad, pensé que cuando te preguntara si me podía garchar a tu hermana, me ibas a decir que no. Sos un tipo excepcional”

Y se fue.

Debería dejar de prestarle tanta atención al mal aliento.

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