OTROS HIJOS TONTOS

lunes, 23 de julio de 2007

De purrete...

Cuando era chico solía jugar a cosas que veía en las películas. Mi preferido era jugar a los títulos.
Un amigo negro que teníamos se levantaba la remera y lo escribíamos con tiza.
Ya cuando fuimos creciendo, incorporamos más tecnología, y lo llegamos a pintar con aerosol.
Otra cosa que nos gustaba hacer era explorar lugares. Así fue como llegamos a una casa abandonada a la orilla de un canal que había cerca de mi casa. Creo que era canal 7 o una repetidora del entonces ATC.
La casa era grande, y estaba bastante estropeada. Ah, no! Esa era la dueña.
La casa era bonita pero se notaba que el abandono la había deteriorado.
Recuerdo que alguien dijo que la puerta trasera no tenía llave, así que encaminamos para la parte posterior.
Era verdad, la puerta no tenía llave… tenía candado, así que volvimos a la parte frontal.
En nuestro camino de regreso a la entrada, vimos una imagen aterradora.
Tirada en el piso, en medio de un tremendo charco oscuro, vimos a Martita, nuestra vecina y amiga, que exhalaba sus últimos gemidos.
Flor de garche le habían pegado a la Martita.
Al lado de Martita encontramos una escalera caracol, intentamos subir al balcón, pero se le rompió el caparazón y nos vinimos en picada (jamón, queso y salamito…sencillita nomás).
Al final logramos entrar de la siguiente manera.
Uno rompía los vidrios a ladrillazos, y los otros entrábamos.
Al entrar encontramos varias cosas, pero se las cuento otro día.

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