OTROS HIJOS TONTOS

martes, 12 de junio de 2007

Corre... corre... Oh... corre...

El Viernes tuve que ir a hacer unos trámites al correo.
Desde un tiempo a esta parte (…) a la gente del correo ya no se dedican sólo a repartir cartas, motivo por el cual no se juega tanto al truco en las oficinas postales.
El tema es que tenía que presentar unos papeles de esos que dicen “presentar en oficinas del correo”, lo cual explica el por qué fui al correo.
Qué papeles eran no vienen al caso, porque en el caso no hay lugar, ya somos muchos.
El tema es que lego a las 8 de la mañana (porque como la gente decente, yo trabajo), con la intención de dejar los papeles y llegar (como mucho) a las 8:30 al trabajo.
- “Perdón jefe, tenía que hacer unos trámites y me demoré en el correo”
- “No te hagas drama, es sólo media hora, la recuperás a la tarde”
Y todo terminaría sin mayores complicaciones.
Iluso.
Primer cartel en la pared del correo.
“HORARIO DE ATENCIÓN: DE 9 A 13 Y DE 17 A 20”
Habrán notado que eso no se ajustaba a mis expectativas.
Segundo cartel en la pared del correo.
“MENEM PUTO”
Obviamente un disidente político del ex presidente riojano había pasado por allí con aerosol en mano.
La espera de 1 hora en la puerta del correo no es moco de pavo (ah?) porque había 2 personas más.
Una era una señora.

- “M’ijo a qué hora abre el correo?”
- “El cartelito dice que a las 9” (La mención del cartelito se hace para que la señora tenga en cuanta que hizo una pregunta al pedo”
- “Y ahora qué hora es?”
- “Mmmsss 8 y 5, señora”
- “Uuuh, cuánto falta?”
- “Casi una hora, señora” (El casi una hora, era para que se diera cuenta que no hacía falta usar la matemática)
- “Una hora? Pero… a qué hora abre?”
- “Señora, usted tiene ano contranatura?” (ya se la ven venir, no?)
- “Sí, como supo?”
- “Por el olor a mierda mezlada con polietileno, pero eso no importa. Cada uanto sale la caca por el tubito?”
- “Una vez por hora”
- “Bueno, quédese aquí paradita mirando fija la bolsa. Cuando se llene de caca, entre al correo”
Estuve muy fino y didáctico.
El otro era un adolescente que quería mandarle una carta a una novia que vivía en Catamarca.

- “Flaco, vos no deberías estar en la escuela?”
- “Sí, pero quiero mandarle esta carta a mi novia antes.”
- “Y si se la das en persona?”
- “Es que vive en Catamarca”
- (Cara de “???”)
- “La conocí en Mar del Plata en las vacaciones”
- (Cara de decepción)
- “Y como nos vemos 2 veces al año, le escribo cartas y ella me manda mails desde la casilla de la hermana, porque ella no tiene”
- (Cara de “Le digo o no que es un carnudo?”)
- “Lo bueno es que ya se vienen las vacaciones de invierno y quizás voy, porque ella no puede venir porque trabaja”
- “Es mas grande que vos?”
- “Sí, tiene 24 años, y trabaja en el bar del ex novio, del cual se había peleado antes de las vacaciones. Cuando la conocí yo había viajado para olvidarse de él”
- “Ahhh”
- “Tuve mucha suerte, no?”

Podría haberle dicho muchas cosas, pero un ruido me interrumpió.

- “CACA!”
La señora había dado la señal de alarma, el correo había abierto.

Encaro a la señora del mostrador, cuya cara era similar a la bolsita que nos había servio de reloj, y le pregunto con toda mi amabilidad.

- “Para entregar estos formularios?”
- “Ah, no. Esos se entregan solamente en la oficina de calle Bertotto, únicamente los Miércoles y entre las 10 y las 12 de la mañana sin excepción”
- “Ok, mientras tanto, puede hacerme un favor?”
- “Claro, que desea?”
- “Que se vaya a lavar el orto contranatura de la señora esta porque está chorreando caca”

Es que ellos son empleados del correo. Y era mucho trabajo pensar que poniendo un cartelito en la puerta al lado del de los horarios, podrían ahorrar una espera horrible a mucha gente.

Llego al trabajo y la escena fue bastante distinta a lo que había imaginado.

- “Mirá a la hora que llegás, vago de mierda”
- “Es que me demoré en el correo, jefe”
- “Y quién mierda te da permiso para ir a hacer trámites personales en horario de trabajo?”
- “Es que es el único horario posible”
- “Entonces renunciá, lagranputaquetereparió…”
Y se fue.
Lo hubiera mandado a que se lave algo, pero tenía razón.

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