Dícese que érase una vez en un lejano pueblo del Sur Argentino, que vivía una familia compuesta por los padres y 2 hijos varones, aún niños, ellos.
Una tarde, el padre se enferma y cae en cama, la madre lloraba desconsolada.
- "Oh, y ahora quién podrá defendernos?"
- "Disculpe señor escritor, esa frase ya está usada para otra cosa"
Gracias. Y la madre lloraba.
- "Oh, que desgracia la nuestra!" (esa sí buchones?)
Uno de sus pequeños hijos se le acerca y le pregunta qué le pasaba, a lo que la madre explica que con el padre enfermo no iban a poder conseguir dinero para subsistir.
- "Verás nene, papá trabajaba en una empresa muy importante, pero cuando empezaron a contratar travestis, tu papá dejó de ser necesario, y eso lo enfermó de tristeza."
- "Papá es puto" reflexionó el nene. "y no puedo ver a un puto desprotegido"
La madre al ver la expresión en la cara de su hijo pensó
- "Este va derecho a ser puto"
Julián (así se llamaba el niño) le preguntó a la madre cómo podría ayudar a la situación familiar, y ante la negativa de entregar el rosquete al vecino de la esquina, la madre buscó la alternativa.
Lo envió a la casa de un anciano sabio que vivía en el medio de la nada, en la parte no turística del Nahuel Huapi.
Al adentrarse en la espesura del monte, el niño sintió un cosquilleo desde la planta de sus pies...
"No debería haber venido descalzo..." supuso.
Avanzando por entre las malezas, sentía un frío que le corría la espalda...
"No debería haber venido en cuero..." supuso.
No pasaría mucho hasta que se diera cuenta que había sido bastante boludo al salir descalzo y en cuero viviendo en el Sur, pero bué...
Trepó riscos, atravesó ríos y arroyos, caminó en la más espesa forestación, y al trepar el último muro de piedras unas escrituras lo palarizaron completamente...
"COUNTRY DEL PILAR"
- "Araca!" reaccionó, y comenzó a buscar al anciano.
Al encontrar la casa tocó la campana y un mayoromo lo recibió.
- "Fuera, aborigen!"
- "Momento, me envía mi madre a ver al anciano sabio en busca de ayuda para mi familia"
- "Aaaah, ya comprendo"
- "Cómo puedo hacer para conseguir lo que busco?"
- "Ven, pequeño, pasa... espera en este sillón y bajate los cazoncillos que el señor ya viene"
- "Extraños rituales tienen en esta tribu", pensó el mocoso.
Al bajar por las escaleras y ver al niño tiritando, al ancino sabio se le escapó una expresión de tristeza y compasión.
- "Es una mannnnnnteca!" se oyó retumbar en la sala.
El niño se la vió venir...
Tras contar la historia de su padre, hallábase el niño envuelto en lágrimas, desconsolado, nunca había imaginado que ayudar a su familia iba a ser tan difícil.
Pero ahora entendía por qué al padre le gustaba tanto su trabajo.
El Anciano, decidido a revelar unas gotas de su sabiduría exclamó
- "Esta mina me manda cada vez mejores pibes..."
Moraleja: Los padres pueden ser bastante hijos de puta, pero hay que desconfiar de los viejos sabios.
Soy un groso... BUCAY, chupame un huevo
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